Te perseguí por los siete mares
para tan sólo una rosa darte.
Soñando con tu hermosura
la cual, en verdad, superaste
Mis cañones y arcabuces
a tu corazón apuntaban
y por verte rendida a mis pies
me convertí de justiciero en pirata
Mas tu te mantienes distante
y no me das esperanza
Dios andina de la hoguera
¡Volveré por ti con mi espada!
Y no me importa ya quién caiga
tú serás mía o de nadie
y nuestro fugaz encuentro
si me toca a mí la derrota
será mi mas dulce recuerdo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario