Ganas incontenibles de mandar
al mismísimo infierno a todo el mundo
y sentirme el anónimo vengador
de quienes la miseria
dio la misma forma amorfa
Mi lado oscuro latente
tanto tiempo reprimido
encontró la chispa
que encendió la mecha
que como víbora enroscada
va directo al corazón.
Y no dejo de preguntarme
¿Y ahora qué, adónde voy?
¿Dónde quedó el mundo soñado?
Y yo, ¿Quién carajo soy?
La rutina cotidiana
de mentirme a mí mismo
perdiéndome en caminos sin retorno
sin poder jamás hallar
la punta del ovillo.
No me gusta ser así
y está planteado el desafío
morir y renacer
para volver a ser un niño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario