domingo, 27 de diciembre de 2009

EL PRIMERO

No lo podía explicar, y tampoco había a quien.
Por primera vez abrió su mirada y ya nada volvería a ser igual. descubrió que, pese a ser aparentemente igual a todos, algo lo hacia distinto.
No era su aspecto físico, ni su manera de relacionarse, ni sus necesidades básicas.

Nada hacia suponer que había alguna diferencia entre el y los demás; pero él, de forma inexplicable, lo sabia.
Intentó comunicar su descubrimiento a los demás, pero ellos no entendían y, poco a poco, la superstición ganó terreno y comenzaron a recelar de el, viéndolo como a un extraño.
Al fin, el consejo de lideres lo expulsó... No había lugar para cosas extrañas entre ellos, y el instinto les decía que él era extraño y peligroso para su estilo de vida, y por eso lo rechazaron.
Y asi se fue de la tribu, aún sin saber que era lo que lo hacia distinto, con una sensación dolorosa en el pecho, recordando vagamente su vida e imaginando torpemente su futuro...
Y esa era, precisamente, la explicación.

Luego de siglos de evolución; su especie, que se había desarrollado sobre la base del simple instinto de supervivencia y de respuesta básica a los estímulos inmediatos, había dado un salto, despertando la capacidad de ver mas allá del instante presente, moviéndose por los tiempos de conciencia y descubriendo la capacidad de relacionar los datos aprendidos.
Esto era aun muy básico, muy rudimentario, pero ahí estaba. Al fin la evolución había producido el primer chispazo de conciencia en el mundo, y Él era el resultado.
Y mientras se alejaba, expulsado para siempre de la tribu de hominidos a la que había pertenecido, sin siquiera imaginarlo aun, estaba abriendo el camino y el destino de una nueva especie, de la cual él era el primer espécimen...

Él, el primer hombre

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