Esperaba poder
muchas cosas decirte
recordando el momento
en que mía tu fuiste.
Esperé largas horas,
ansioso,
que de mí te acordaras
y que el instante compartido
tan sólo uno más
no haya sido.
Esperé y esperé,
y continué esperando
oír tu dulce voz,
bálsamo musical,
para mi angustiada soledad.
Esperé poder expresarte
que por ti todo daría
y que nada ya podría
hacer que deje de amarte.
Reconozco, sin embargo,
haber sido sólo un tonto
esperando mi alma entregarte
pues tú, amada mía,
cruel e indiferente,
tú ni siquiera llamaste
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