Tu realidad y la mía
pueden quizá ser distintas
pues ambas se basan
en nuestro punto de vista.
Tu afirmas aquello
en lo que quizás yo no creo.
¿Y quién puede asegurar
conocer la absoluta verdad?
Es violencia el querer
imponer las propias ideas
sin siquiera entender
las certezas ajenas.
¿Cómo podemos creer
poseer la verdad
si ni los mismos dioses
más allá de toda duda
pueden a todos convencer?
Aceptaré tus razones
si tu aceptas las mías,
pon la experiencia en el centro
y de pilar el acuerdo.
Así nacerá el puente
que desde este diálogo
llevarnos puede a encontrar
una nueva Verdad.
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